La arquitecta Gabriela Vildósola analizó las posibles causas del colapso en la infraestructura del centro comercial Real Plaza de Trujillo, señalando deficiencias en el diseño estructural como una de las principales hipótesis preliminares, así lo hizo saber a través de LVS Noticias.
«Según las evaluaciones iniciales de los ingenieros estructurales, el problema radicaría en el diseño, que no habría considerado adecuadamente ciertos pesos o eventos naturales, como la acumulación de agua por lluvias», indicó Vildósola. Además, mencionó que el uso de materiales inadecuados en la cubierta del centro comercial, como lonas que absorben agua y generan sobrepeso, pudo haber contribuido al incidente.
La arquitecta destacó que existen múltiples edificaciones, como colegios, estadios y coliseos, que no dependen de columnas intermedias para soportar cargas adecuadas, pero para que se pueda construir requiere de estudios específicos buscando aligerar el peso en esas zonas. Sin embargo, en este caso específico, el diseño podría haber sido insuficiente para garantizar la estabilidad de la estructura.
Vildósola recordó que los procesos de edificación en el país cuentan con normativas que deben cumplirse rigurosamente para evitar tragedias de esta naturaleza. «Aunque en los últimos años los requisitos han sido flexibilizados con el fin de fomentar la inversión, sí existen procesos de supervisión que deben cumplirse desde la fase de diseño hasta la ejecución y finalización de la obra», afirmó.
En este sentido, explicó que los proyectos de construcción pasan por varias instancias de evaluación antes de obtener la licencia de edificación. Una comisión técnica o revisores urbanos, conformados por arquitectos e ingenieros civiles, estructurales, sanitarios y eléctricos, deben aprobar los proyectos para garantizar su viabilidad y seguridad.
Una vez iniciada la obra, la supervisión corre por cuenta de la empresa contratada por el propietario, además de los inspectores municipales que verifican que la ejecución respete el diseño aprobado. «No se debería permitir modificaciones en el camino que alteren la seguridad del proyecto», enfatizó.
Finalmente, Vildósola recalcó la importancia de las inspecciones técnicas periódicas. «Una vez concluida la obra, es necesario realizar revisiones cada dos años para evaluar el estado de la infraestructura y prevenir posibles fallas que puedan poner en riesgo a la población», concluyó.
El colapso en el Real Plaza de Trujillo ha encendido las alarmas en todo el país sobre la necesidad de reforzar la fiscalización en los procesos constructivos para evitar futuros incidentes.