El presidente de la CEAMA advierte sobre el riesgo del punto de no retorno y exige soluciones urgentes para la justicia socioambiental en la región amazónica.
En el marco de la COP30, que se desarrolla en Belém do Pará, Brasil, el Cardenal Pedro Barreto, presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), participa activamente tanto en las sesiones oficiales como en la Cumbre de los Pueblos, un espacio que se ha consolidado como el corazón comunitario y espiritual del clamor amazónico por la vida y la justicia socioambiental.
El cardenal Barreto destacó la profundidad y relevancia del momento que se vive en la Amazonía, subrayando que la presencia de organizaciones, comunidades y líderes de la ruralidad amazónica busca revalidar su rol en la defensa de los territorios y del ambiente frente a las presiones extractivas.
Durante su intervención, el representante de la Iglesia recordó que la delegación amazónica llegó a la COP30 para manifestar la urgente necesidad de alcanzar soluciones reales y sostenibles que garanticen la conservación de los ecosistemas y la protección de los pueblos originarios.
Barreto advirtió sobre el riesgo del punto de no retorno en la Amazonía, señalando que evitarlo es una responsabilidad global, pero también una urgencia moral desde la voz de la Iglesia y de las comunidades amazónicas que sufren directamente las consecuencias de la degradación ambiental.
El cardenal indicó que el cuidado de la casa común requiere esperanza, compromiso y una acción decidida que involucre a toda América Latina, e instó a que este encuentro sea un momento de unidad entre naciones, pueblos y organizaciones para asegurar el futuro del denominado “pulmón del mundo”.
Asimismo, sostuvo que más allá de los discursos y declaraciones, existe la necesidad urgente de un cambio profundo en los corazones de políticos, empresarios y ciudadanos, para que las decisiones respondan realmente a la protección del ambiente y al bienestar de los pueblos amazónicos.
Finalmente, recordó que la reciente Cumbre del Agua dejó importantes aprendizajes y generó conciencia colectiva entre instituciones y ciudadanía sobre la importancia del cuidado del agua y del territorio, mensaje que se refuerza ahora en Belém como parte de los compromisos por la vida en la Amazonía.





